Archivo por meses: May 2018

En pausa

6:45, suena el despertador, presiono el botón de 9 minutos más, giro y veo a mi pequeña profundamente dormida, sintiéndose calma, protegida y abrigada. No pierdo el tiempo y la contemplo mientras trato de despertarla, le acarició el cabello, las mejillas, los brazos. Ella sonríe y yo la beso.

En ese instante viene mi pequeña más grande aún media dormida y se tumba junto a su hermana, la abraza y ambas sonríen. Yo las contemplo y soy feliz al saber que hay tanto amor a mi alrededor. Juegan las dos a abrazarse y no soltarse y no querer vestirse. Aún hay tiempo, pienso que pueden jugar un poquito más.

Sofía va a su cuarto a vestirse y Elena también.

Tomo una ducha, me visto pensando como estará el clima. Bajo al comedor y las veo desayunando, Papi ya les ha ayudado a preparar el desayuno. Terminan y vamos al colegio, esta vez caminando agarradas de la mano, estoy agradecida de verlas crecer y agradecida del sentimiento que me invade.

Ahora mismo hago una pausa en mi vida, decidí descansar de tanto correr, de tanto querer volar. En una pausa que hice por casualidad descubrí que no es necesario volar, también se puede caminar lento, así se aprecia más y se disfruta más.

En esa ligera pausa me dí cuenta de que perdí tiempo los últimos meses por querer volar y no saber parar. Ahora descanso, me siento a leer un libro, a disfrutar un café o simplemente a no hacer nada. Ahora voy a recoger a mis hijas del colegio y trataré también de que aprendan que no es necesario correr, también se puede caminar.