Caminar y caminar

Salir a pasear sin rumbo alguno, sólo con la intención de regresar a casa, es una cosa que me encanta hacer.

Me animo a salir aunque dude si va a llover o no, me divierto más si salgo sola, adentrándome en mis pensamientos sin más interrupciones que mi inestabilidad para la concentración y paso de un recuerdo a un proyecto o de una idea a un hecho.

Escucho por los audífonos lo que suena, me gusta cualquier género musical, disfruto la melodía que continúa. Me siento libre, el viento frío acaricia mi piel, protejo mi rostro dentro de la casaca.

Salgo a caminar, a veces para escapar de esas cuatro paredes que son mi hogar, necesito salir y a veces hasta huir. En esos caminos que no sé cómo elegir me escondo aunque todos me vean.

La sonrisa de un extraño me hace pensar en la gentileza de la gente, esa piedra que sin querer pateo me hace recordar que aún puedo jugar con canicas.

Sale un rayo de sol, alumbra mi piel y disfruto de él, su calidez me recuerda que estoy viva y a la vez veo lo hermosa que soy.

Torta o pastel de zanahoria

Este delicioso pastel es uno de los favoritos en casa, lo preparo para cumpleaños y por que como ya lo dije es delicioso, especialmente la mezcla con la crema de queso.

Así que quiero compartir con todos ustedes esta deliciosa receta, lo que necesitan será:

300 gr de mantequilla (yo uso sin sal)

250 gr de azúcar morena o rubia

4 huevos

300 gr de zanahoria rallada

2 cdas de ralladura de naranja (cáscara)

1 tz de jugo de naranja

550 gr de harina preparada

2 cdtas de polvo de hornear

1 pizca de soda

pasas y nueces

Para la crema:

170 gr de mantequilla (yo uso sin sal)

230gr de queso crema

250 gr de azúcar en polvo

2 o 3 cds de jugo de naranja.

Y como se prepara?

La preparación es muy sencilla, primero engrasan la fuente que puede ser de la forma que quieran yo para esta porción uso una circular de 25 cm. es grande la porción así que si desean puede usar solo la mitad de ingredientes y usar un molde mas pequeño, no importa la forma.

Decorado
Corazón
Cupcakes

Ponen la mantequilla a cremarla y cuando la vean que ya esta homogénea le añaden el azúcar y que bata un poco mas y a continuación agregar la ralladura de la naranja y los huevos 1 por uno, es decir que ponen un huevo baten un poco y luego ponen el otro, con paciencia, no se desesperen todo va a salir bien.

Una vez que ya este todo integrado añaden la zanahoria, desde este punto todo la mezcla la hacen con espátula. Los ingredientes secos se ciernen y se van incorporando a la mezcla intercalando con el jugo de naranja. Para finalizar se enharinan las pasas y nueces y directo a la mezcla una removidita y al molde. El horno debe estar precalentado a 200 grados centígrados y luego hornear por mas o menos 50 minutos.

para hacer la hacer la crema primero se debe batir muy bien la mantequilla en temperatura ambiente se agrega el azúcar y una vez que ya esté blanquecido se añade el queso y el zumo de naranja, si notan que esta ya en su punto en vez del zumo pueden usar ralladura de la cáscara de la naranja.

Cuando este listo el queque dejar enfriar y bañarlo con la crema, para decorar puedes rallar zanahoria y espolvorear sobre el pastel o hacer formas de zanahoria con fondant, eso lo dejo a tu imaginación y ya esta listo para servir.

Que lo disfrutes.

Mira el pajarito


La tarde se hacía oscura, Elena y su amiga salieron a jugar a los parques aledaños y yo preparaba un pedido de empanadas para delivery mientras se oía en el parlante la canción de ‘la negra tiene tumbao’ de Celia Cruz.


Miro a través de la ventana y las dos niñas, junto a un vecinito, discuten sobre algo. De pronto Elena entra precipitadamente a la casa, llena de pánico me pide que corra fuera porque había un pájaro herido. Dejé las empanadas en el horno, salí a ver qué acontecía y me encontré con un frágil animal acurrucado y mal herido, un gato caminaba alrededor y los amigos pensaban que él había hecho del pajarito su víctima.


Elena y sus amigos, desesperados, me pidieron que llame a la ambulancia de animales y pida ayuda: ‘por favor mamá llama pronto, el pajarito se puede morir’ me decía mi tierna criatura con esa voz que solo suena a dulzura.


Yo, preocupada por las empanadas que dejé en el horno, corrí nuevamente a la cocina a ver si ya estaban listas, al mismo tiempo que debía preparar las bolsas para llevar las ricas empanadas a su destino. Vuelve a entrar mi niña para preguntar si ya llamé y le dije que lo haría en cuanto pudiera.


Felizmente llegó ‘Súper Papi’ y se puso a disposición de la pequeña y su banda. Llamaron a la ambulancia y les dijeron qué hacer: ‘Ponga al pájaro en una caja de cartón’. Elena retorna rauda a la casa, ‘Mamaaaaaaaaaa necesito una caja de cartón!’ Yo, pensando en las empanadas, no tenía cabeza para buscar una caja de cartón así que le di un polo viejo que estaba por allí diciendo: ‘Vaya esto también sirve’. Pero no, no servía. Viene Jeroen y me dice: ‘Necesitamos una caja de cartón’. En ese momento pienso que me vieron cara de distribuidora de cajas de cartón? Respiro y le digo que saque uno de mis pares de zapatos de su caja y use la pinche caja de cartón.



Voy poniendo las empanadas en orden, estoy contra el tiempo y a la vez me muero por salir y ser cómplice de ese acto tan bonito. Por fin termino de armar el paquete y entran a casa trayendo al pichón en la caja de cartón y Jeroen atento al teléfono para seguir las instrucciones. La amable señora al otro lado de la línea le pide paciencia ya que vendrán en 15 minutos. Yo debo salir para llevar el pedido, les pido tranquilidad a los presentes porque todos están alborotados y también les pido que hagan fotos en cuanto venga la ambulancia porque quería verlo todo. Partí con destino conocido y todo el camino pensaba en como estaría el ave.



Llegué! Dejé el paquete y regresé de prisa a ver si aún podía ver nuevamente al pajarito. En cuanto llegué a casa, Elena y sus amigos estaban en una algarabía única, sintiéndose héroes e investigando qué tipo de alado era. En holandés se llama Watersnip, en español la traducción literal sería agachadizo, pero no he podido encontrar su nombre real.


Les pregunté cómo les fue y muy emocionados me narraron que vino la ambulancia y trasladaron al herido con mucho cuidado, me mostraron fotos y el video que adjunto. Ya pasaron un par de días del gran acontecimiento pero Elena aún habla de su aventura como lo más grandioso que le ha pasado en su corta vida y yo sólo pienso en el gran amor y respeto por los animales que existe en este hermoso país deseando desde lo mas profundo de mi ser que si he de necesitar alguna vez de una ambulancia ya estaría feliz de que venga la ambulancia de animales y me traten como lo hicieron con ese pajarito.

Jugando a las escondidas

Hace ya algunos meses llegó un monstruo gigante, un desconocido. Llegó sin avisar, como esas visitas que llegan borrachas en medio de una reunión formal. Llegó a desentonar nuestro modo de vivir.

Al ser un completo desconocido y queriendo arrasar con todo que se le atravesara por el camino, no quedó de otra que esconderse. Todos nos inmovilizamos, nos invadió el miedo y la incertidumbre, el monstruo amenazaba con aniquilarnos, con quitarnos lo más preciado y a veces lo menos valorado: ‘La vida’.

Vino para quedarse, a pasos agigantados avanzó por lugares inhóspitos, con una sonrisa dibujada en el rostro, orgulloso de lo que sólo el más cruel podría lograr: Vino a arrebatarnos nuestra libertad. Cuando el intruso llegó, empezamos a jugar a las escondidas, a asomar la cabeza por la puerta con mucha precaución, nadie entra y nadie sale, así son las reglas de este juego. Nadie se toca, nos olvidamos de los besos y los abrazos, se postergaron esos bailes desenfrenados que sólo puedes hacer en libertad, ya no se baila pegadito.

Pero nosotros como humanidad no podíamos quedarnos sin hacer nada, empezamos a buscar culpables, eso es innato entre nosotros, al parecer nos hace sentir mejor.

Cuando empezó la pandemia, en nuestro desconcierto nos preguntábamos: ‘¿Pero por queeé?’ Con el transcurso de los días se demostró que el brote de este inquieto virus fue en un mercado de una ciudad del lejano oriente. En ese momento empezó a crearse un sinfín de teorías conspirativas. Inmediatamente se dijo que ese maldito virus había sido creado adrede porque había fuerzas superiores que nos vienen a gobernar. Entonces uno se pregunta quiénes son esas fuerzas y salen respuestas al aire, de pronto escuchas ‘de la gran Elite que gobierna al mundo en silencio, que existe desde tiempos desconocidos y está compuesta por personajes poderosos que quieren aniquilarnos’.

Luego pienso y hasta me preocupo… o sea por la hueva estoy acá trayendo retoños al mundo para que un par de ricachones hambrientos de poder nos pongan un virus y quién sabe dónde terminemos mi estirpe y yo. Luego me tranquilizo y pienso que no es posible porque sería muy fácil, además porque yo no estoy en esa cúpula.

Mientras jugamos a las escondidas, cansados de mirarnos las caras, desconsolados porque no podemos ir a la discoteca a meternos una rumba, nos dan una pequeña esperanza: ‘La vacuna’. Todos respiramos aliviados y luego nos dicen: ‘Pero la vacuna se desarrolla en muchos años’. Así que volvemos a buscar culpables, sobre todo porque los científicos, expertos y personas que sí saben nos prometen que tratarán de conseguirla lo más rápido posible. La población se levanta y presenta su protesta, en nuestra ignorancia nos atrevemos a dudar de la experiencia de estos sabios culpándolos de tener segundas intenciones que nos someterán a ese gobierno invisible. ‘Esa vacuna, señores, viene con un chip incorporado con una tecnología nunca antes vista, te reprogramarán como si fueras un robot, harás lo que te digan los poderosos, tendrás incontinencia urinaria y te seguirán a donde vayas, escucharán lo que digas y verán a través de tus ojos’. Pero me acuerdo de que tengo el teléfono siempre a mi lado y además mal protegido y sé que quien quiera me encuentra y hasta me puede chantajear.

Los poderosos tienen un plan macabro para cada uno de nosotros, por eso cambiaron el nombre de pandemia a plandemia, nos quieren eliminar para que llegue una invasión extraterrestre y entreguemos nuestros corazones y ADN para dar lugar a nueva raza, una raza indestructible a la que no le dé ningún virus… Oe queeee, ya quemé! Ahí no más.

15 años

Recuerdo que, con mucha ilusión, busqué mi vestido de novia, investigaba durante horas en páginas web de diseño y también revistas, no quería parecer una princesa pero si de la realeza. Me decidí por dos vestidos, del primero copié la parte del torso y la falda fue del segundo diseño. Hice dieta, ejercicios y seguí un tratamiento de masajes reductores, tenía que entrar en ese vestido!

El día del matrimonio me peinaron y maquillaron mientras tomaba un vaso de pisco sour, luego otro y uno más para los nervios, como me decía mi buen amigo el estilista. La ceremonia sería al mediodía. Fue un día lleno de sol, realmente precioso, la iglesia se llenó con nuestros invitados. Mi familia estaba reunida y la familia de Jeroen llegó a Cusco desde los Países Bajos

Muchos amigos se presentaron de gala y con sus mejores deseos, aunque muchas de mis amistades dudaban que hubiera alguien en este mundo que podía quedarse a mi lado tanto tiempo, no por mi carácter llevadero, aunque este cambió con los años al igual que mi cuerpo. Sabían que era una especie de alma libre incontrolable, pero lo lindo de este matrimonio es que no me controlan, sigo siendo un alma libre y sigo descontrolada, quizás por eso es que hemos llegado a los quince años.

Él, yendo siempre en una 4×4 y yo siempre en un monociclo, haciendo malabares por la vida. Cuando me canso o me caigo, él viene en su 4×4, me recoge y me ayuda a montar mi monociclo y se queda siempre alerta por si pierdo nuevamente el equilibrio

Mucho tiempo juntos, nunca ha sido aburrido, nos hemos mudado más de diez veces de casa y cuatro veces de país, no ha habido tiempo para aburrirnos, había mucho que empacar y desempacar. En la casa donde vivimos ahora estamos ya cuatro años, es un récord, aunque ya me dieron ganas de volverme a mudar. Jeroen dice que aún no y yo le escucho, pero al mismo tiempo voy buscando dónde podríamos seguir nuestra aventura

Además, llegaron nuestras hijas, para ponerle alegría a nuestras vidas, probablemente un día se irán, ojalá que no muy lejos porque las extrañaría demasiado. Los cuatro somos un equipo particular: la entusiasta (Sofia), la ternura (Elena), el papi (Jeroen) y la bruja (yo), definitivamente el equipo campeón

Hago un brindis por que sean más años, montado él en su 4×4 y yo en mi monociclo. Salud por eso!


A mi sobrino.

A veces cuando despierto agradezco por algo. Un día agradecí tener pies y que estén completos, me considero afortunada por ello, no como mi amiga Julia a quien se le rompió el derecho.

img_20191123_1256417983890596865993152.jpg

Julia, más conocida como mi sobrino, se rompió el pie hace algunas semanas. Cuando me lo contó, creí que se lo había roto haciendo alguna rara postura de Yoga. Ella es instructora de Yoga, empezó siendo aprendiz y luego, con perseverancia y esmero, se convirtió en profe, pero no se lo rompió en la práctica.

Ella vive en Barcelona, cuando ya tenía comprado mi pasaje para ir a visitar a mi sobrino en busca de aventuras, voy escuchando que el sobrino se rompió la pata. La verdad es que me dio pena, no me dolió pero me imagino que a ella si le dolió mucho, no sólo el pie sino también el alma porque quedaría incapacitada por un tiempo.

Ella igual vino con su prima a Holanda una semana antes de que yo fuera a visitarla. Llegó con una muleta, no podía con las dos porque no tendría cómo llevar la maleta, sólo tiene dos brazos, pero chupa como si tuviera cuatro.

Nuestros encuentros son siempre épicos, estos dos últimos fueron diferentes por el tema de salud, yo tampoco estaba al cien por ciento debido a algunos achaques causados por la edad, así que nos limitamos a comer, pasear y conversar pero no mucho porque no nos gusta que nos hablen todo el tiempo. En eso nos parecemos mucho, nos gusta la compañía pero también valoramos el silencio, nos gusta que nos hablen lo necesario y no perturben nuestros pensamientos. Nos interesa escuchar nuestros demonios internos, pero felizmente siempre encontramos el momento justo para reirnos, en este caso burlándonos de su pie fracturado por subir a una patilla creyéndose la mujer araña.

img-20191130-wa00092163844820875604916.jpg

Felizmente la fortaleza del sobrino es inquebrantable, nos conocemos ya varios años, he sido testigo de algunos episodios importantes de su vida y ella de la mía y sé que siempre que ha pasado por tormentas ha salido seca y peinada. Aún no tiene el pie soldado pero el sobrino igual desenrolla la esterilla, se para sobre un pie y cuando no, se para de cabeza.

A mi Sobrino…

Donde esta mi casa?

Otro día en la oficina, sólo que éste es diferente porque es el último día que trabajo este año y, además, es víspera de Navidad. Lo único en lo que puedo pensar es que quiero estar en casa, pero a la vez me confundo, pienso y me pregunto: ¿Pero en qué casa?

Mi casa solía estar tan lejos de aquí, y aunque por estos lares hemos construido un lindo lugar donde pasar nuestra vida contemplando cómo crecen nuestras hijas, aún siento que la mitad de mi corazón está allá tan lejos, donde crecí con dos hermanos mayores que, a su manera, me protegieron siempre.

IMG_1256.JPG

A veces pienso en ellos y me vienen a la mente lindos recuerdos, como esos paseos en vísperas de Navidad: Mi mamá nos daba una propina y nos mandaba a pasear y comprar algo bonito. Recuerdo caminar con ellos por el centro de la ciudad, los dos siempre atentos a donde yo estaba tal como mi mamá se los había encargado. ”Cuiden a su hermana” les decía siempre y ellos siempre obedecieron.

Por circunstancias de la vida fui a la misma facultad con el menor de mis hermanos mayores, no despredía de mí su ojo vigilante, pero yo siempre buscaba la manera de escabullirme. Él me reñía, no quería que ande con sus amigos, era súper celoso. Ahora lo entiendo, siempre fui su hermanita y mi mamá le dijo que me cuidara. A veces coincidíamos en una reunión de compañeros y resultaba muy divertido, todos sabían que si estábamos juntos la diversión estaba asegurada.

El mayor de mis hermanos mayores comenzó a trabajar muy joven y, aunque era tacaño, siempre compartía conmigo lo que podía. No era sólo yo su protegida, él siempre protegía a todos, aún lo sigue haciendo. Si bien es un tonto, es sabio en su actuar y noble de corazón.

P1000341.JPG

Cuando era niña me llevaban y recogían del colegio, a veces llovía y llegábamos a casa empapados de la cabeza a los pies. Entre los dos me hacían cosquillas y yo carcajeaba hasta no poder contener los esfínteres.

Lloraba por su atención, cuando no querían jugar conmigo le decía a mi mamá que me estaban fastidiando para que los castigase. Ahora sé que mi mamá los castigaba con un guiño de ojo, sólo para que la niña se quede contenta. Entonces los pobres me prestaban sus carritos y ya podía jugar con mis hermanos mayores, tan guapos ellos, parecían mellizos, al menos eso me gustaba pensar.

Cuando nos hicimos grandes salíamos a comer sólo los tres para interrogarnos, apoyarnos, discutir y, por último, para querernos. Aún hoy en día cuando los visito lo hacemos, no importa el lugar lo bonito es estar con ellos.

IMG_5856.JPG

Un lunes como cualquiera

Como algunos días de la semana, me levanto a las 6:21h, me baño, me visto, me peino y me maquillo un poco mientras voy llamado por su nombre a mis niñas para que despierten.

Bajo a la cocina, vacío el lavavajillas, pongo a hervir agua para tomar mi infusión de gengibre con limón (jamás tengo hambre tan temprano), preparo fruta para las niñas, Jeroen prepara el pan para el almuerzo, tomo mi té y como trozos de pepino.

Sofía baja con esa sonrisa que alegra el día, la apachurro y ella me premia con un beso. La peino, como siempre, con una sola trenza. Subo a ver a Elena, ella tiene mucha flojera y quiere seguir durmiendo, me pide que le alcance la ropa y le lanzo por los aires unos leggins bicolor: rosado y blanco, un polo gris y ropa interior. Se viste de inmediato y también le ayudo a peinarse, le doy un beso y me despido.

7:28h, agarro un paraguas y salgo de casa, llueve y el cielo está gris, parece que será un día muy largo. Subo al carro y conduzco por la vía expresa y comienzo a tararear la canción de Christian Meier “Carreteras mojadas”, sonrío. Manejo bajo esa lluvia persistente durante más de 50 minutos. 8:21h, llego al parking, apago el carro, respiro un rato, me miro al espejo, reviso mi celular y bajo del carro.

8:28h entro a la oficina, prendo la computadora, reviso el teléfono de la oficina, hay mensajes de voz y algunos con preguntas que me dispongo de inmediato a contestar, mi correo apenas tiene 5 mensajes, uno de publicidad, y los demás de trabajo.

Miro por la ventana y la lluvia ha cesado pero el cielo sigue gris. Entra mi colega y me pregunta por unos documentos que no encuentra en el sistema, reviso y me doy cuenta de que olvidé guardarlos la semana anterior, me dispongo a hacerlo aunque pensaba que ya lo había hecho, quizás estaba distraída.

10:18h, llama Roberto, carpintero de profesión y me cuenta que vive en España, pasa por un momento difícil, al paracer problemas con su ex, quiere trabajar en Holanda para marcar distancia. Capto su acento peruano y él, a la vez, me pregunta si soy peruana. Me vuelve a preguntar mi nombre y me dice que su hija se llama igual y es una niña terrible, yo le digo que no tiene que ver con el nombre porque yo soy un ángel jaja… La niña tiene 2 años y rompre todo. Mientras hablo con Roberto entra un hombre a la oficina para limpiar las ventanas y baja las macetas al suelo, termina de limpiar y luego las vuelve a poner en su sitio. Me despido de Roberto con la promesa de buscar un puesto ideal para él.

11:30h, ya siento hambre, recuerdo que no comí mucho, será por eso, me distraigo haciendo unas llamadas. 12:23h, veo al hombre que limpia los vidrios que lo hace por fuera, pienso que se puede caer, lo miro y me saluda con la mano.

Ya son las 12:32h subo a comer mi pan con queso y jamón, siempre me gustó la combinación del queso con el jamón, nuevamente bajo a mi escritorio, debo terminar mi tarea de la escuela. 13:30h, termina mi pausa, contesto mensajes del teléfono y llamo también a Francisco, José, Pablo y Fernando. Algunos contestan con mucho entusiasmo, a otros les cuesta más, se ponen nerviosos y no saben qué decir.

16:22h, entra una colega que acaba de regresar de vacaciones, se fue a España, tiene un lindo color por los baños de sol que recibió, nos comenta que tiene un montón de trabajo y no tiene ganas de continuar, sigue con el letargo de las vacaciones. Conversamos un poco, es muy alegre y siempre tiene dibujada una sonrisa.

17:23h, ya casi es mi hora de salida, me subiré al auto e iré a clases, siempre llego 5 minutos tarde o 10 porque hay tráfico. La lección termina a las 21h y regreso a casa, comeré lo que Jeroen haya cocinado (hoy toca burritos), tomaré un vino y dormiré.

Ese es un lunes cualquiera para esta extranjera que llegó a Holanda en busca de un futuro mejor, mañana despertaré a la misma hora pero sólo trabajo medio día porque me puedo cansar y no queremos eso.

Triora, tierra de las brujas.

En un pueblo Italiano en medio de las montañas se relata una y otra vez la misma historia. Una historia estremecedora y siniestra en la que, a finales del siglo XVI, un grupo de mujeres fueron acusadas de ser brujas.

Se dice que eran las más crueles y despiadadas y que, desde ese hermoso paraje, lanzaban conjuros por doquier haciendo que escasee la lluvia. Debido a la sequía, los animales morían de hambre y de sed. Las culpables confabulaban con el mismísimo diablo y por ello tenían que ser capturadas. Muchas de ellas fueron encarceladas en prisiones de Génova, algunas fueron torturadas y al menor descuido se suicidaron, las menos afortunadas fueron condenadas a la hoguera. El responsable de organizar todo el show fue el Comisario Especial de la República, Giulio Scribani, quien creía tener todo el derecho y la razón.

Recorrimos las estrechas callecitas de este pueblo con mis dos niñas que creen que ser brujas es un oficio o una profesión muy seria. Vivieron cada paso del camino, curiosearon dentro de las casas viejas bloqueadas por puertas decoradas con dibujos de algún pintor moderno. Se nota que no han sido abiertas en mucho tiempo. En el interior, al mirar a través del agujero de la cerradura, se podían observar aún los escombros de lo que alguna vez fue una agradable morada.

Queríamos llegar hasta la iglesia montaña arriba, pero sólo llegamos al cementerio situado en la cúspide de ese hermoso pueblo que nos regalaba una vista espectacular: montaña tras montaña revestidas de un frondoso manto verde.

Al volver decidimos tomar una ruta alterna para conocer más, recorrimos ese camino serpenteante y estrecho con mucho cuidado ya que inspiraba respeto y temor. Nos llevó sobre las nubes y nos devolvió debajo de ellas, impresionantes vistas y sensaciones, un efecto que sólo la naturaleza puede causar.

Luego de aquella interesante ruta, me quedé con mucha curiosidad y busqué información, casi inexistente (diría que muy básica) al respecto. Sin embargo, en el pueblo se encuentra el Museo Regional Etnográfico y de la Brujería Triora, toda la información allí está en italiano y existe documentación acerca del proceso que siguieron las acusadas que me gustaría entender. En fin, me da gusto haber conocido aquel lugar y mis hijas ahora más que nunca creen que sí existen las brujas, aunque mi esposo cree que sólo hay una y esa soy yo.

La niña de las trenzas

Érase una vez una niña de trenzas castañas que correteaba entre árboles, riachuelos y animales.
Trepaba a aquélla colina a destapar piedras, buscar insectos y experimentar con ellos, hasta que un silbido sonoro retumbaba entre las montañas y bajaba raudamente al llamado de su madre que mucha paciencia no tenía.
Llegaba a casa y su dulce madre la esperaba con algo de comer, eran tiempos felices.

La niña de las trenzas era dichosa, miraba curiosa cómo se ordeñaban las vacas, se cortaba el pasto y se sembraban las semillas.
Sus juguetes favoritos eran piedras, semillas de eucalipto, y lodo con el que intentaba hacer una vajilla completa.
Otros días reposaba junto al riachuelo, su sitio favorito y conversaba con las hadas, juntas caminaban y se sentaban a la sombra de un frondoso árbol, la niña caía rendida y dormía bajo el cuidado de sus hadas y su árbol.

Su papá la llevaba más lejos, montaña arriba, le enseñó la nieve y las lagunas transparentes, le contaba historias que parecían fantasía y a la vez realidad.
Por las noches la niña contemplaba los rosales en busca de la mujer de blanco protagonista de una de las historias narradas por su padre.
La niña creció y cada vez que regresa a ese lugar mágico vuelve a ser feliz como esa pequeña de trenzas castañas.