Día del tulipán

Hace unas semanas…

Yo: Vamos a recoger tulipanes a Ámsterdam? Se festeja el día del tulipán, será divertido.

Jeroen: Ya

Días después…

Yo: el Dam está abierto desde la 13:00, pero me han dicho que debemos estar más temprano porque luego se llena de gente y hay colas largas.

Jeroen: Ok

Un día antes…

Yo: Cómo vamos, en auto o en tren?

Jeroen: En auto, vamos a dejar el carro en un P+R en Ámsterdam y luego tomamos el tram.

Yo: Buena idea.

Día del tulipán:

Llegamos al P+R y tomamos el tram número 26 hasta la estación y caminamos hasta el Dam. Es un día frío pero perfecto: el sol brilla, las niñas juegan, están con mucha energía y felices. Ya en el Dam nos toca hacer la cola mientras toca la banda con mucho entusiasmo y un grupo de damas muy alegres bailan y aprovechan para colarse más adelante.

Comienzo a sentir frío, se me entumecen los pies, Jeroen me mira, sonríe y me abraza. Las niñas siguen jugando e inventando una canción que relata la historia de un caballo que va al baño y explota.

13:02, con 2 minutos de retraso se da el evento por inaugurado y podemos hacer la visita oficial.

Recogemos tulipanes de todos los colores, las niñas, cual mariposas, van de un lado a otro, las bolsas biodegradables que nos repartieron dadivosamente no son tan fuertes y se deshacen así que mamá las vuelve a hacer.

Cuando cada uno recolecta 20 unidades, las permitidas por la comisión, nos disponemos a salir del lugar y en la salida nos espera mi cuñada que, al ver la cola tan larga, se desanima a entrar.

Vamos a tomar un café, que se convirtió en una refrescante sidra, conversamos muy amenamente y nos despedimos.

Volvemos con dirección a la Estación Central y tomar el tram 26. Elena lleva durante todo el trayecto su ramo entre los brazos, su bolsa se cae y los tulipanes se maltratan, ella los recoge y los sigue llevando consigo.

Finalmente llegamos al paradero de nuestro destino y es allí donde debemos pagar el parqueo.

Las niñas y yo nos adelantamos porque el garage está un poco alejado, Jeroen nos alcanza después y seguimos nuestro paseo.

Jeroen abre la puerta del carro y acomoda los tulipanes, Elena sigue cargando los suyos y yo no puedo creer lo que acabo de ver mientras le digo a Elena que le dé el ramo a su papá.

Yo aún incrédula, con voz dubitativa, le aviso a Jeroen que nos han roto la luna del carro, Jeroen tampoco lo puede creer. Se acerca a mi lado y comprobamos que fue un impacto brutal, el vidrio estaba desperdigado por todos lados.

Entro al carro y verifico que no falte nada. Efectivamente, no había mucho que llevarse, lo más valioso era el TomTom y estaba en el mismo lugar, dentro del mismo estuche.

Tenemos 15 minutos para salir de allí, los dos aún en shock y las niñas nerviosas salimos y aparcamos en la entrada. Jeroen busca a alguien que nos ayude… no hay nadie, llama a la policía, al seguro, pero confirmamos nuevamente que en Holanda todo trámite se hace por Internet.

Nos vamos a casa, no podemos hacer más nada. Desconcertados iniciamos nuestro retorno, yo creyendo que fue una maldad y Jeroen un accidente.

Instalamos el TomTom y la máquina se vuelve loca, lo apago porque me da pánico, pienso que nos siguen. Jeroen me tranquiliza diciendo que si quisieran seguirnos, la dirección de la casa está en los papeles del auto. Seguimos sin entender qué pasó.

Llegamos a casa, aún en el auto prendemos nuevamente el TomTom y Jeroen dice: Este no es nuestro TomTom. Lo miro bien y, efectivamente, aunque se parecía mucho, no lo era. Era una edición antigua, la única dirección que aparecía era de algún lugar lejano del este de Europa.

Bajamos del carro, animo a las chicas a armar lindos floreros llenos de tulipanes y Jeroen se quedó a limpiar los restos del mal rato.

En Holanda también pasa y aunque ya tengo experiencia en estos afanes, no me acostumbraré nunca.

Estamos bien, jode que te quiten lo que tanto esfuerzo cuesta, pero estamos bien.

Buffet

– Mami, qué comeremos hoy?

– Hoy comeremos buffet mi amor.

Buffet de verdad…

Me encanta cocinar, en realidad me relaja, me transporta a mi infancia, cuando odiaba entrar a la cocina, ironías de la vida. Mientras mi mamá me presionaba para aprender a cocinar, yo me negaba rotundamente. Por supuesto que no ha sido lo único que rechacé aprender por recomendación de mi madre, pero el tiempo no perdona y, por necesidad o por gusto, aprendes a hacer lo que antes detestabas, en este caso cocinar.

Todos los días dedico algo de mi tiempo a pensar en el menú del día, los ingredientes y su elaboración. Voy al supermercado, escojo los productos, llego a casa y cuando estoy en el proceso de crear algo mágico suele suceder que olvidé comprar algo. Mando un WhatsApp a Jeroen y le pido que lo compre de regreso a casa. Cuando él está en casa termino la elaboración.

Particularmente sólo cocino las porciones necesarias, que no son muchas porque los únicos que comemos somos Jeroen y yo (que como un poco más que él). Sofía come como gato y Elena como ratón.

Cuando sobra algo me da pena tirarlo a la basura y me da rabia si me lo como, así que procedo a congelarlo en un pequeño recipiente.

Al pasar los días me doy cuenta de que la congeladora esta repleta de pequeños envases, es entonces cuando procedo a sacarlos todos y calentar el contenido para que sea la comida del día.

Sale arroz blanco, arroz verde, tallarines, pesto, algún guiso, y algo que no sabía que había guardado. Caliento todo eso y más, y lo pongo sobre la mesa a disposición de los comensales.

Lo que en otras casas se llama resto, pucho, calentado, sobras, en mi casa Srs. se llama buffet y no se aceptan quejas porque se come lo que hay.

Una cita con la amistad

11:00 tengo una cita con Gabi y con Astrid en Utrecht. Antes solíamos vernos más temprano, así yo tenía suficiente tiempo para regresar a casa. Ahora la situación ha cambiado porque Astrid tiene una hermosa bebé de pocos meses y Gabi está embarazada de muchos meses. Tengo muchas ganas de verlas, las veo muy poco.

Las conocí precisamente en Utrecht, en la escuela de idiomas donde mi intención era aprender el holandés como lengua materna aunque pasé por allí sin mucho éxito. Yo vivo en Amersfoort, no vivo en el centro pero me encantaría, vivo en un barrio al norte de la ciudad donde pasan autobuses cada 15 minutos. Claro que siempre puedo transportarme en bicicleta pero con el frío y a veces el calor. prefiero el bus.

Llego a la estación casi siempre con tiempo. Especialmente en horas punta está muy llena y me distraigo viendo a la gente, me encanta verles los ojos tan multicolores, azules, verdes, marrones y raros que son mis favoritos.

A veces me pasa que, como hoy, llego justo a tiempo, el tren partía a las 9:58, hice mi chequeo a las 9:56, se me desataron los pasadores, no le di importancia, seguí corriendo escaleras abajo y veo a la conductora subiendo al tren y pienso que ya me dejó, sigo corriendo y la puerta del tren se cierra, una señora de la edad de mi mamá me dice «ya se va». Ta ma, pienso. 9:58 el tren ya se fue.

Me siento y pienso que todavía tengo tiempo, aunque quiero llegar a la estación más temprano porque me encanta, es un centro comercial muy grande y aunque no compro (mucho) me divierto mirando escaparates, me siento y tomo un café, invito a mi soledad y disfruto de su compañía.

Casi siempre que estoy en esta estación llevo un detalle a mis hijas, pienso que cuando crezcan un poco más iremos de compras por allí y tomaremos un café juntas.

Por fin me encuentro con mis amigas, confirmo que la vida no tiene freno, luego de abrazamos y besarnos decidimos quedarnos en la estación, nos sentamos en un Starbucks, más cómodo para todas, antes íbamos más lejos y compartíamos el gusto por los bagels. Nos desparramamos en los cómodos sofás todas con algo de más. Astrid con un bebé en brazos, Gabi con una barriga que crece sin piedad y yo con unos kilos de más.

Sint – Maarten

La llegada del 11 de noviembre me alerta que el año está terminando, las niñas piden lámparas para salir a pasear por las calles e ir de puerta en puerta pidiendo dulces, tradición comparable a la de Halloween pero esta vez se recuerda a Sint-Maarten.

Esta tradición se celebra en pocos países de Europa como es en Holanda, Alemania y parte de Francia. Los niños salen a pasear en grupos acompañados por sus padres, tocan puertas y entonan canciones un poco tontas que hablan de las colas de las vacas, de las faldas de las niñas y también de que es el día de encender las lámparas. Luego de entonar una canción el anfitrión les convida una golosina. Algunos, porque creen que es divertido, les ofrecen una fruta que los niños no dudan en rechazar porque hoy es día de dulces.

Pero quién fue Maarten van Tours? Este señor que luego se haría santo, nació en el año 316, hijo de padres romanos. Al llegar a lo adolescencia se unió al ejército romano. La leyenda cuenta que cuando Maarten llegó a la puerta de la ciudad francesa de Amiens encontró un mendigo por el que sintió compasión y compartió con él la mitad de su capa. Se dice que el mendigo era la encarnación de Jesús y le dijo «Estaba desnudo y tu me vestiste».

Luego de esta revelación, Maarten se convirtió al cristianismo, fundó el primer monasterio en Pointiers y también fue elegido obispo de Tours, yació el 8 de noviembre del 397 en Candes.

Pero existen muchas leyendas basadas en el festejo de esta fiesta, lo cual me sorprende porque Holanda no es un país católico o cristiano, en su mayoría, la población es atea o no creyente, sin embargo también se dejan arrastrar por ciertos festejos paganos.

Paciencia

La paciencia es una virtud que los holandeses tienen y disfrutan aunque no lo saben.

Al pasar los meses desde mi arribo a estas tierras lejanas me preguntaba: ¿Por qué todo va tan lento? ¿Por qué debo usar una agenda? ¿Para qué esperar tanto? De pronto me ví con agenda en mano anotando la cita con el oftalmólogo que está programada para dentro de 7 meses. ¿Qué me pasó? Soy una más atada al sistema.

Esperar, esperar, seguir esperando… eso lo aprendí aquí. Nunca supe esperar, a veces espero tanto que me olvido de que estoy esperando y de repente la agenda me lo recuerda. Pero a veces también sucede que no lo anoto en la agenda y olvido algún evento o se me cruza con otro.

La santa paciencia de este país me ha transformado en una mujer paciente y desacelerada. Se puede decir que he desarrollado una virtud sin esfuerzo, algo positivo. Parece una cuestión de karma que, cuando voy al súper, delante de mi está alguien que pagará con monedas de 5 centavos o cuya tarjeta no funciona o que dice ‘espere un momento’ porque se olvidó algún producto. Tal situación parece no importar a los demás pero a mi me enerva sobremanera, no lo soporto, pero luego recuerdo que estoy en Holanda y se me pasa.

Cuando quiero dar un examen o pedir una cita, toca entrenar la paciencia porque será en un plazo no muy breve y recibir resultados tomará una eternidad.

Mientras escribo estas líneas me doy cuenta de por qué los pacientes médicos se llaman pacientes. Será que el primer paciente fue holandés?

No puedo pedir a un país que cambie por mi, sólo puedo decir ‘oh dulce paciencia, dame más paciencia’.

En pausa

6:45, suena el despertador, presiono el botón de 9 minutos más, giro y veo a mi pequeña profundamente dormida, sintiéndose calma, protegida y abrigada. No pierdo el tiempo y la contemplo mientras trato de despertarla, le acarició el cabello, las mejillas, los brazos. Ella sonríe y yo la beso.

En ese instante viene mi pequeña más grande aún media dormida y se tumba junto a su hermana, la abraza y ambas sonríen. Yo las contemplo y soy feliz al saber que hay tanto amor a mi alrededor. Juegan las dos a abrazarse y no soltarse y no querer vestirse. Aún hay tiempo, pienso que pueden jugar un poquito más.

Sofía va a su cuarto a vestirse y Elena también.

Tomo una ducha, me visto pensando como estará el clima. Bajo al comedor y las veo desayunando, Papi ya les ha ayudado a preparar el desayuno. Terminan y vamos al colegio, esta vez caminando agarradas de la mano, estoy agradecida de verlas crecer y agradecida del sentimiento que me invade.

Ahora mismo hago una pausa en mi vida, decidí descansar de tanto correr, de tanto querer volar. En una pausa que hice por casualidad descubrí que no es necesario volar, también se puede caminar lento, así se aprecia más y se disfruta más.

En esa ligera pausa me dí cuenta de que perdí tiempo los últimos meses por querer volar y no saber parar. Ahora descanso, me siento a leer un libro, a disfrutar un café o simplemente a no hacer nada. Ahora voy a recoger a mis hijas del colegio y trataré también de que aprendan que no es necesario correr, también se puede caminar.

El destino no nos pertenece.

Lo que pasa con tu vida no siempre depende de ti, también depende de tu cuerpo o de circunstancias ajenas a tus deseos o decisiones.

Dicen que todo lo que nos sucede es consecuencia de decisiones tomadas en algún momento de nuestra vida.

Yo creo que es verdad hasta cierto punto, por ejemplo, eres feliz en tu trabajo pero no le simpatizas a tu jefe y te echa del puesto que creíste que era preciso para ti. Peor aún con la salud, cuando crees que lo tienes todo y por un dolor tonto descubren que podrías tener una enfermedad terminal.

A los pocos meses de llegar a Holanda, un lindo día soleado, una mamá del colegio de mis niñas se acercó y empezamos a conversar. Fue tan amable y nos divertimos tanto que decidimos ser amigas. A veces viajábamos juntas en el mismo autobús, ella para trabajar y yo para ir a mis clases de holandés. Nos sentábamos juntas y yo le hablaba en holandés para practicar y ella me contestaba en inglés, decía que era más fácil para mi pero yo le decía que seguramente mi holandés era tan malo que prefería no hacer esfuerzo de entenderme. Hasta ahora nos comunicamos en inglés y muy poco en holandés.

Un día que regresaba de algún lado a casa, bajando del tren, la vi entre la multitud y decidí esperarla. Cuando me vio me dio una gran sonrisa, como son aquéllas que le pertenecen, tan llena de luz, tan viva, tan feliz. Se acercó, no dudé en darle tres besos y ella tampoco. Inmediatamente supe que algo andaba mal y noté que tenía una cicatriz en el cuello. Ella quería llorar, yo no se lo permití, le dije que todo iría bien que estaría en todo momento para ella. Me preguntó si seguía buscando trabajo y me reí, ella también. Me contó que le encontraron un tumor y había sido sometida a una cirugía y estaba a la espera de otra. En realidad no sabía cuantas más.

La han vuelto a operar pero al parecer el cáncer podría encontrarse en estado terminal. Tiene un niño de 7 y una niña de 3, ella sufre mucho, se le ve en el rostro compungido. No es para menos, es como sentir en todo momento una muerte anunciada.

Ayer vi un libro que me gusta mucho, no dudé en comprarlo para ella. Se lo di y me agradeció con lágrimas en los ojos y mis ojos reflejaron sus lágrimas a la vez.

Ella decide vivir pero quizás no se le permita elegir.

Año nuevo en agosto 

Mientras vivía en Perú celebraba dos veces año nuevo, una el 1º de enero y otra cuando yo cumplía años. Desde que vivo en Holanda lo hago tres veces, la primera el 1º de enero, la segunda en mi día de nacimiento y la tercera cuando comienza el año escolar que, por el contrario al otro lado del hemisterio, comienza en agosto. Antes para nosotros comenzaba en marzo, el año escolar empezaba a la par de año nuevo.

De este modo siento que el tiempo pasa muy rápido, parece que hay tanto que hacer y se hace tan corto. Y no ayuda que la gente acá, intensa como es para ciertas cosa como las vacaciones, programen su viaje con mucha anticipacion así vayan al barrio vecino a acampar. Así es, cuando pregunto: Qué harán en las vacaciones de verano? el 99.9% se va a acampar. Algunos llevan carpa y caravana, Otros alquilan una casita que simula ser una carpa (yo también ya lo hice). Se van en auto porque los vuelos son muy caros en temporada de verano.

 


Yo me empiezo a desesperar cuando veo izadas las banderas de Holanda colgando en la punta del asta una mochila, eso indica que alguien de esa casa se graduó, es decir que el año escolar ya terminó y ya va a ser navidad pronto.


Este año no iré a acampar, pero al volver de vacaciones de seguro veré en todas las tiendas decoración para Halloween y sabré que realmente el año se termina ya! Porque inmediatamente después veremos material suficiente para celebrar Sinterklaas, navidad y año nuevo y así otro año que se fue.

El caperucito rojo 

El caperucito rojo??? Me he reído con Sofía como no tienen idea. Me imagino un niño con una caperuza roja paseando por el bosque y recogiendo flores, de pronto viene una loba y se lo come (casos de la vida real y sin alusiones personales). Mi hija no se ríe porque sea una burla sino porque está acostumbrada a escuchar siempre la otra versión, trato de explicarle que ésta también es válida.
Me pregunto si tiene algo de malo contarle esa versión a mi hija, un niño puede recoger flores, llevar la canastita a su abuelita, cantar en el bosque y finalmente que venga la loba.

Pero no, eso está mal visto en nuestra sociedad porque el chico que es lobo es chevere pero la chica que es loba es sólo eso, una loba.

No he leído la versión completa del cuento pero me gustaría hacerlo para saber y entender dónde está el lado oscuro.

He leído comentarios de toda índole, como «con mis hijos no te metas» y sinceramente no creo que nadie se quiera meter, simplemente se quiere hacer saber que todos y todas podemos hacer lo mismo. Por ejemplo, las chicas podemos arreglar un carro o participar en una carrera de autos y los chicos pueden quedarse en casa cuidando a los niños y preparando el almuerzo. ¿Qué hay de malo en eso?

¿No les gustaría que su hija esté casada en el futuro (si decide casarse porque así lo elige y no por la presión de la sociedad) con un hombre que ayude con los niños y con los que haceres del hogar o que su hijo se case con la futura gerente de una multinacional?

Por otro lado, ¿que pasaría si su hijo o hija es amigo o amiga de ese niño o niña que tira para el otro bando? ¿Le dirán que no se junte con él porque está enfermo o porque esta mal criado? ¿Por qué mejor no le dice que sea su apoyo, que sea buen amigo, que sea tolerante?

La homosexualidad no se pega como la gripe, la intolerancia, el racismo, la discriminación en cambio son fáciles de aprender y a veces hasta conveniente.

¿Por qué no le dicen a sus hijos que lo mejor que le puede pasar a una persona es el amor en todas sus formas? Que si dos personas del mismo sexo se besan no es un escándalo, no pasa nada, no se van a quemar en el infierno, sólo es una demostración de afecto, de amor y eso está bien. O quizás le dirán ¡No mires! Mejor mira TV peruana donde las chicas salen en pelotas, hijo o hija mira y aprende, esa es la función de la mujer y el musculoso que se agarra a todas esas chicas es el bacán. Eso sí es un buen ejemplo para nuestros niños.


Recuerdo cuando estudiaba en un colegio Católico, Apostólico y Romano. Cuando participábamos en bailes para representar al colegio, a la mitad de participantes las disfrazaban de varones porque era exclusivo de señoritas. No se permitía el contacto con señoritos (aunque de alguna manera siempre lo conseguíamos) y nos enseñaban a tejer y a bordar. A lo que voy es que ninguna de nosotras a causa de ese bochornoso incidente terminó ‘marimachu’, al menos no que yo sepa.

No se preocupen tanto por ese tema, cuiden la inocencia de los niños, díganles las cosas como son, sin disfrazarlas, cuéntenles que eso y mucho más pasa en el mundo, prepárenlos para la vida, siempre con respeto y tolerancia al prójimo.

Anoche tuve un sueño

Desde el 1º de Enero de este año tengo un sueño recurrente: Todo gira en torno a una casa, la casa nunca es la misma, siempre se localiza en escenarios diferentes. A la vez todas son de distintos estilos, en su mayoría de apariencia grande pero pequeñas por dentro.

Créditos : Elena

 Todas las casas me pertenecen de alguna manera, es una sensación confusa… En aquél momento estoy haciendo una transacción ya sea por compra, alquiler, préstamo o regalo. Muy rara vez sueño con la misma gente. A veces el sueño se convierte en una pesadilla en donde no encuentro la salida o si la veo esta trabada o quizá un mueble la obstruye e impide mi huida. Despierto ofuscada, sudorosa y desorientada, luego me cuesta volver a dormir. Pienso y sigo pensando, recuerdo que a esa hora no debo pensar, todo se vuelve diferente cuando pienso mientras debería estar durmiendo, trato de conciliar el sueño. A veces lo consigo, a veces sigo pensando.

Créditos: Sofia

Anoche tuve un sueño que desde el principio fue una pesadilla porque el protagonista era el flamante presidente de Estados Unidos, el conocido Donald Trump. Me ordenaba que le diera mi recetario de cupcakes ante lo cual me negué rotundamente alegando que era una edición demasiado antigua y que debía esperar a la nueva que no tardaría en salir a la venta y le haría llegar a sus propias manos. Sólo bajo esa promesa no me arrebató lo que por derecho era mío.

En un cuadro posterior aparecí sobre una torre protegida por un techo pero sin ventanales, permitiendo que entre la nieve. Miraba desde allí cómo jugaba una amiga con varios niños. Luego apareció mi hermano y me dijo que cumpla con mi compromiso de enviar el libro al presidente porque de no ser así me metería en problemas. Yo me negué rotundamente y mi hermano me dijo: «Y si le mandas a una amiguita?», lo cual me pareció una buena solución, así que empecé a realizar el envío.